En cuanto a la película - y la novela - nos habla de un mundo espurio y decadente que está irremediablemente condenado a desaparecer, algo muy recurrente en las novelas de Musil; un mundo en el que el autor sentía su pertenencia - o anhelaba- con más fuerza; la sociedad y en concreto la aristocracia del imperio Austro-Húngaro de principios del siglo XX. Sin embargo, Musil también trata un tema imperecedero y actual como es la iniciación de un joven a la Vida. Y escribo “Vida” en mayúsculas porque esa iniciación se da paralela con su ingreso en el instituto donde, en los intervalos que le mantienen libres de sus obligaciones académicas, la vida se abre ante él de forma brusca, cruel y violenta desafiando su realidad, cuestionando aquellas creencias que sostienen su mundo y que ante él se disuelven como el humo o, en este caso como analogía, adquieren la levedad de los números irracionales.
Finalmente, de la película, puedo decir que me pareció buena y fiel al espíritu de la novela; que merece ser recordada y reconocida; y que, ante todo y por ese motivo, se le adeuda el acercamiento y la divulgación de la obra de Robert Musil.
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